De pronto, el comportamiento de la joven Emily Denita empezó a ser de lo mas extraño; de repente la chica empezó a emitir sonidos durante la conversacion como si estuviera extraverizandose... sin atender a las amables palabras y consejos de su confesor. Le era de repente mas interesante y urgente aderezarse el cabello, mesarselo, peinarselo y darle volumen hasta unos limites antes nunca sospechados... que atender a la conversación; y asi lo hizo...
El padre Rocha, extrañado ante tal comportamiento, le dijo a la joven si queria serenarse del sofoco con un poco de agua en el baño, o si queria un caramelito de Agua del Carmen... la joven se negó a lo ultimo pero tomo la decisión de levantarse e ir al baño a refrescarse las sienes y las muñecas... De camino al mengitorio la chiquilla empezo a dar voces por el pasillo diciendo cosas extrañas... palabras que al Padre Rocha le eran familiares pero que no era capaz de catalogar... De forma imprevista la joven se encerró en el baño, desde fuera se la escuchaba decir frases con voz ronca, como masculinizada, del tipo:
A mi el oro me pone como loca... y confesarme me pone como loca... tu a mi me confiesas ante Dios y me pongo como locaaa... El padre Rocha preocupado, viendo la tardanza, se acercó al baño y golpeó con los nudillos en la puerta, llamando a la joven suavemente... De repente abriose la puerta y vió en el espejo el reflejo de la joven... un sutil humo se le metia en nariz, ojos y boca, cambiandole el rostro, la voz, el caracter, la manera incluso de respirar... se escucharon gemidos profundos y una ráfaga de viento abrió y cerró la puerta de par en par varias veces. El padre Rocha apretó su crucifijo con el puño cerrado y decidió entrar en el baño...
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