Mum's 45 Bday

Ha sido el cumpleaños de mi madre y se merece miles de regalos, pero este año, para despedir sus 44, le haré cuatro: El primero: el material, el menos importante, al fin y al cabo. El segundo: la promesa de que estaré con ella, siempre, protegiendola y queriendola, a su lado cuando este en un mal momento (como ya estoy intentando hacer) o triste, y tambien compartiendo los buenos momentos de ambos. Porque nunca estará sola, y no quiero que esté triste, o yo tambien lo estaré; y me hace falta y la necesito, ambos nos necesitamos. Lo tercero, ésta foto rescatada, que no es la primera que debemos tener juntos, ni la mas reciente, ni la mejor, pero le tengo mucho cariño, porque ella sale muy guapa y feliz, y yo estoy muy gracioso de niño-bolo. Y cuarto y ultimo: el siguiente escrito, porque dijo una vez A. Sanz que A veces el corazon va donde la voz no llega, y como no suelo decirlo, te lo escribo. Y de prestado, nunca lo hubiera dicho mejor, parece que cuanto mas lo leo y oigo, mas de nosotros habla... pues ahi va. Tu mayor (que ya es mayor, aunque tu estes aun joven y guapa...).


Mamá, he soñado que llamabas a mi puerta un poco tensa y con la gafas empañadas,
querías verme bien y fue la vez primera, sentía que sabías como te añoraba.
Y me abrazaste mientras te maravillabas de que aguantara triste y casi sin aliento,
hace ya tanto que no estamos abrazados y en el silencio me dijiste... lo siento.

Pero ha bastado un ruido para despertarme, para llorar y para hacer que regresara
a aquellos días que de niño me cuidabas donde en verano cielo y playa se juntaban.
Mientras con mi muñeco viejo te escuchaba los cuentos que tú cada noche me contabas
y cuando más pequeño tú me acurrucabas y adormecido en tu regazo yo soñaba.

Pero a los dieciséis sentí como cambiaba, y como soy realmente ahora me veía,
y me sentí tan solo y tan desesperado porque yo no era ya el hijo que quería.
Y fue el final así de nuestra confianza, de las pequeñas charlas que ayudaban tanto.
Yo me escondí tras una gélida impaciencia, y tú deseaste el hijo que se te ha negado.
Y me pasaba el día sin volver a casa, no soportaba tus sermones para nada,
y comencé a volverme yo también celoso, porque eras casi inalcanzable, tan hermosa.
Y abandoné mi sueño a falta de equipaje, mi corazón al mar tiré en una vasija,
perdí hasta la memoria por falta de coraje, porque me avergonzaba tanto ser tu hijo.

Mas no llamaste tú a mi puerta, inútilmente tuve un sueño que no puede realizarse.
Mi pensamiento está tan lleno del presente que mi orgullo no me deja perdonarme.
Mas si llamases a mi puerta en otro sueño, no lograría pronunciar una palabra,
me mirarías con tu gesto tan severo y yo me sentiría cada vez mas solo.

Por eso estoy en esta carta tan confuso, para encontrar algo de paz en lo que pienso,
no para reclamarte ni pedirte excusas, es solo para decirte, mama... lo siento.
Y no es verdad que yo me sienta avergonzado, son nuestras almas tan igual,
tan parecidas, esperaré pacientemente aquí sentado,
te quiero tanto mama...
escríbeme...
tu hijo.